Elegía del héroe (英雄挽歌) es una historia especial incluida en el cuadernillo del BD Volumen 7 de DanMachi.
Resumen[]
En el dungeon, un aventurero le preguntó a Bell si vengaría a su compañera muerta. El aventurero sostenía en sus manos a su compañera muerta, una aventurera. El aventurero y su grupo fulminaron con la mirada el pasillo donde dos ojos les devolvieron la mirada. Bell asumió que se habían encontrado con una situación irregular en el dungeon y trataron de escapar, momento en el cual el grupo de Bell los ayudó a escapar. El aventurero sabía que estaba equivocado al guardar rencor contra el monstruo pero, sin embargo, le suplicó que lo derrotara. En ese momento Bell se dio cuenta que era la primera vez que veía a un aventurero morir haciendo que su mente se quedará en blanco. Sin embargo, sabía que tenía que derrotar al monstruo, y mientras Lili y Welf observaban, salió corriendo para enfrentarse al monstruo.
Debido al dungeon, innumerables personas morían en Orario. Sin embargo, si uno lo miraba desde el punto de vista de los monstruos, estaban siendo masacrados solo por la codicia de los aventureros. Si bien los humanos se negaban a admitirlo, se supondría que al menos los Dioses lo pensarían. Todo había sido decidido en el momento en que aparecieron los monstruos del dungeon y comenzaron a atacar el mundo inferior. Si todo el dolor provenía de los monstruos que salían del dungeon, Ais tendía a creer que los monstruos debían soportar el odio y la ira de la gente.
En el área oscura a su alrededor, Ais oyó voces. Algunas sonaban como voces de aquellos que ella conocía, mientras que otras no. Innumerables manos se extendieron desde la oscuridad mientras le suplicaban. Ella sabía que eran las voces de aquellos que habían muerto, y que también eran los deseos de aquellos en el futuro. Una joven Ais miró su palma y asintió lentamente. Al igual que otros lo habían hecho antes, decidió mostrar su resolución a través de su arma.
En el momento en que su sueño terminó, Ais despertó. Mirando a su alrededor, se dio cuenta de que se había quedado dormida en su propia habitación después de regresar de dar mantenimiento a su arma. Al ver Desperate y una toalla, recordó los recuerdos de su sueño. Recordó que había aceptado esas manos como si eso fuera todo lo que sabía hacer. Ais se levantó de su cama, volvió a poner a Desperate en su funda y estaba a punto de cerrar la ventana cuando notó que Orario estaba oscuro. Después de mirar por la ciudad por unos momentos, se dio cuenta de que era Elegía, lo que la llevó a creer que esa era la razón por la que había tenido ese sueño.
Bell y los otros volvieron a la superficie una vez que el monstruo había muerto. A pesar de haber matado al monstruo, no tenía la sensación de haber tomado venganza o de una misión. Creía que quería evitar que se produjera más tristeza. Una vez que había derrotado al monstruo, el aventurero que le hizo la solicitud le dio las gracias con una cara manchada de lágrimas.
En el camino de regreso a la superficie, la Familia Hestia ayudó a los aventureros a llevar el cuerpo de la aventurera muerta a la superficie. Cuando llegaron a la superficie, el aventurero se sentó al lado del cuerpo y dejó de moverse. Algunos aventureros que pasaron lanzaron miradas con diversas emociones en su dirección. Finalmente, Lili y Welf alentaron a Bell a abandonar el cuerpo ya que no podían hacer nada más.
Cuando salieron de Babel, Bell notó decoraciones en el Parque Central. Se habían erigido pilares de madera en toda la zona con cuerdas unidas entre ellos para colgar pancartas y flores. Además, todas las lámparas de piedra mágica se habían apagado y se usaban pequeñas velas en su lugar. Lili y Welf recordaron que el día era Elegia, lo que hizo que Bell confundido les preguntara de qué se trataba. Los dos le explicaron que Elegía era un día para llorar a los héroes muertos que lucharon contra monstruos en la antigüedad, y también era una celebración para alabar los esfuerzos de esos héroes. Mientras Bell observaba, Lili agregó que las personas vestidas de blanco iban a visitar cada uno de los monumentos a los héroes y finalmente regresaban al Parque Central para cantar elegías. La Elegía continuaría hasta el amanecer del día siguiente. Las velas representaban las noches oscuras que vivieron los héroes y, a diferencia de cualquier otro día, la ciudad estaba inusualmente tranquila. Pasaron unos momentos antes de que agregara que la Elegía también era un momento para recordar a los que murieron en el dungeon. Después de pensarlo, Bell regresó con los aventureros, preguntándose qué pensarían de él.
Al ver la luz de las velas, Ais dejó la Familia Loki para caminar, preocupada por el sueño que había tenido antes. En lugar de su ropa habitual, vestía una pieza blanca y se ataba el pelo en la parte posterior de la cabeza. Caminando por el borde de la calle contra el flujo de personas, las luces le hicieron recordar los rostros de aquellos de quienes se había separado, algunos de los cuales eran ex miembros de la Familia Loki. Recordar sus muertes le devolvió el dolor que sintió cuando murieron. Mientras que algunas personas podrían pensar que los aventureros deberían abandonar el dungeon si tenían miedo de perder a otros, Ais sabía que no era tan simple como eso. Tenía una razón por la que necesitaba pelear, y aunque podían haber ambiciones o deseos, los aventureros dependían de ellos.
Mientras estaba perdida en sus pensamientos, varios niños corrieron hacia ella. Los niños estaban emocionados de que estaban hablando con la Princesa de la Espada hasta que un niño Mitad Elfo le pidió a Ais que derrotara al Dragón Negro de Un Ojo. Una vez que los niños se fueron, Ais reflexionó sobre lo que le habían pedido que hiciera. Ella sabía que los aventureros tenían la responsabilidad de matar al dragón, que era lo suficientemente peligroso como para ser conocido como el "fin viviente". En ese momento, el sonido de las elegías llegó a sus oídos, haciéndole recordar que el mundo deseaba un héroe. Recordando las expresiones llenas de esperanza de los niños, comentó que tenía miedo de mirar a los niños y escuchar las elegías hacia que le doliera el corazón por dentro. Ais tenía su propio deseo, que era algo diferente de lo que el mundo deseaba. Sabía que cuando llegara el momento lucharía por su propio rencor personal, terminando como una marioneta tonta atada a su propio deseo en lugar de un héroe para la gente. Ais se dijo en silencio que no podía ser el héroe de nadie.
Al escuchar las elegías, Bell se detuvo y Lili le preguntó si algo estaba mal. Bell señaló que los Dioses también estaban cantando, señalando las canciones de Loki, Freya, Ganesha, Hermes, Hephaistos y Hestia. Escuchar las canciones le hizo recordar las diversas cosas que su abuelo le había contado sobre el dungeon. Pensó que finalmente entendía las palabras que le había dicho su abuelo. Bell expresó su deseo de convertirse en un héroe, pero también sintió pena.
La chica decidió ofrecer flores para no perderse de vista mientras que el chico decidió ofrecer flores para recordar los eventos que ocurrieron durante la Elegía.
Más tarde, cuando salió el sol, Bell visitó el Primer Cementerio para ofrecer flores en la tumba de Celia. Cuando la Familia Hestia lo había visitado antes, Edgar le había informado ella ya había sido enterrada en el Primer Cementerio. La vista de las innumerables tumbas blancas le hizo pensar profundamente sobre la muerte. Después de dejar las flores que había comprado en una cierta florería, Bell recordó que era la segunda vez que visitaba el Primer Cementerio, ya que la primera vez había visitado una lápida negra en la parte trasera del cementerio. Mientras se dirigía a la parte trasera, reconoció a Ais parada sola. Sintiendo su presencia, Ais se giró para verlo, aunque Bell creyó ver lágrimas en sus ojos. Después de una breve conversación, se creó un silencio entre los dos antes de que ella se fuera.
Después de que ella se fuera, Bell se dirigió al monumento negro que era en memoria de los héroes antiguos. Él se abrió camino hasta el monumento más lejano en la parte trasera, dándose cuenta de que ella había estado enfrente de un monumento al héroe Albert. Mientras leía el nombre de Albert, inmediatamente recordó los diversos nombres a los que se había referido, y finalmente recordó su alias del Rey Mercenario Waldstein. Bell notó la similitud entre el nombre de Waldstein y Wallenstein, las sospechas crecieron en su corazón de que Ais podría tener una conexión con Albert. Bell se dio la vuelta y vio a Ais desaparecer en la luz de la mañana.