Los monstruos se enamoran, y el Sabio alcanza una nueva iluminación (怪物は恋い焦がれ、そして賢者は新たな悟りを開く) es una historia corta especial dada a quienes compraron el volumen 11 de DanMachi en Toranoana.
La historia fue más tarde adaptada en Memoria Freese para promover el décimo episodio de la tercera temporada del anime.
Resumen[]
Con el grito de Bell pidiéndole a Eina que lo perdonara reverberando a través del occulus que tenían, Lyd quedó sorprendido por lo popular que era el chico, mientras que Gros preguntaba si eso en verdad era "ser popular" y Ray hacía un puchero.
Debido a que Hestia había colocado el occulus de Bell cerca del de Fels los Xenos podían escuchar la situación en la que se encontraba el joven aventurero. Cada uno reaccionó al escuchar las voces de Naaza, Ryuu, Aisha y Eina una tras otra. Laura se dio cuenta de que a Ray le gustaba Bell, con Lyd comentando que al fin y al cabo su sueño era volar en la superficie en los brazos de a quien amaba, avergonzando a la Siren.
La conversación pronto se tornó en asuntos amorosos respecto a Bell entre varios Xenos, principalmente mujeres. Laura declaró que quería acostarse con él, ante lo que una alterada Ray dijo que las personas solo hacían eso con aquellos que amaban, y aún si los Xenos lo hacían con las personas no había manera de que tuvieran hijos. La Lamia comentó que era demasiado rígida y que si seguía así Fear o Arles le iban a arrebatar a Bell, dejándola aún más perpleja.
Wiene entonces dijo que ella siempre había dormido con Bell, pegada a él y apretándolo fuertemente. Su inocente declaración fue malentendida y provocó la mayor ola hasta ese momento de gritos y chillidos, los cuales vinieron tanto de hombres como mujeres. Harto de tal alboroto, Gros declaró que por eso mismo les había dicho que se callaran.
Mientras tanto Fels, con una voz como que su mirada estaría perdida en la distancia si tuviera un cuerpo normal, comentó silenciosamente que a los tontos les gustaba la variedad, o mas bien que no podían rechazarla. Hasta que Welf y Mikoto fueron por ellos, el mago tuvo que aguantar a los ruidosos Xenos por sí solo, dando nacimiento a ese nuevo proverbio.